El comportamiento fraudulento de los investigadores

Los aspectos sociales y económicos de la investigación son, sin duda alguna, uno de los grandes retos que deben ser afrontados por quienes nos dedicamos a desarrollar métodos e indicadores para evaluar la investigación. Sin embargo, la realidad es cruda y las perspectivas son bastante poco alentadoras.

En primer lugar y en un sentido amplio, la repercusión de la investigación en aspectos económicos y sociales no es siempre positiva. Pensemos por ejemplo, en el problema del calentamiento global o los efectos sobre la salud de determinados avances tecnológicos.

En segundo lugar, los efectos de la investigación son muy amplios y tienen lugar a lo largo del tiempo. Por si esto fuera poco, existen efectos no esperados de difícil vinculación a una determinada investigación.

En tercer lugar, la creciente presión y competencia por recursos científicos o simplemente la falta de ética en algunos investigadores ha hecho que se den comportamientos fraudulentos sonados como los del Dr. Hwank pero también otros más "discretos y cotidianos" como los que seguramente muchos de ustedes habrán vivido en sus propias carnes.

Que los gobiernos se impliquen cada vez más en la promoción de la I+D supone un legítimo interés por parte de éstos en conocer cuáles han sido los efectos de la inversión en términos realistas. De ahí que cada vez haya más interés en indicadores que vayan más allá del Factor de Impacto (y no me refiero precisamente a utilizar Scopus en lugar de ISI).

Una de las consecuencias de esta demanda, es que los oráculos del poder, se lanzarán (algunos ya lo han hecho) a proclamar a los cuatro vientos su experiencia y capacidad para medir el impacto de la investigación. Algo que por supuesto, no se cuestiona, pero que honestamente, está por demostrar.

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